lunes, 8 de enero de 2007

Cómo timar a un ofertante retrasado

Una vez se han marchado los dos reyes magos, porque el negro seguro que ha pedido los putos papeles para quedarse como tantos amigos suyos, haciendo que descienda nuestros sueldos -ya que en un mercado libre el aumento de la demanda congela o dismuye la oferta- así como nuestra calidad de vida, han empezado las rebajas.

Esas rebajas han llegado incluso al mercado de mi barrio, y he aprovechado para pasearme por ahí, para distraerme y ver a las marujas gordas que salen a la calle con pantuflas como pierden su mísera pensión en comprar juguetes de mierda que sus hijos aborrecerán.

En una de las tiendas vendían telas, y te explicaban que contra más tela comprases, el metro te salía más barato. Es decir, cada metro de tela constaba 10e, y por cada metro más que comprases te rebajana 1e cada metro. Pensé "estos son gilipollas"... Y al preguntar si existía alguna restricción en la oferta -legalmente si no la hay, deben acatarla- y me dijeron que NO. Volví a preguntar, haciendo incapié en que ellos estaban legalmente obligados a explicar cualquier asterisco o variable de la oferta, y volvieron a decirme que NO.

Así que cogí 20 metros de tela y les dije que no les pagaba nada. Se quedaron con cara de póker, porque me conocen y saben que no soy un gilipollas (o a lo mejor están confundidos y lo soy). Les dije que calculase... 20 por la regla de 1€ por cada metro es igual a 0, y suerte tienen de que no coja más y acaben pagándome. Los pobres con tal de no discutir, con el lio que tenían, acabaron por acceder y rápidamente cambiaron el letrero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

racista, cerdo

Oroel dijo...

No hombre: el incremento de la demanda de un bien nunca congela o disminuye la oferta, sino al revés. Lo que sí hace, si la oferta es inelástica, es aumentar los precios. Pero esto, me dirás, no funciona con la demanda de trabajo. A más demandantes, los sueldos bajan. Claro: ¿quién ha dicho que el trabajo fuera un bien?